Muy a pesar de que la pandemia generó cambios sustanciales en la forma de hacer negocios -bien sea vender, comprar o arrendar-, el sector retail o comercio minorista en países como Venezuela sigue teniendo puntos clave por superar, para poder estar en sintonía con las tendencias mundiales y con la eficiencia empresarial que merece un mercado con semejantes características económicas, sociales y políticas.
Ante la insuficiencia de personal, las limitaciones de comunicación, los retrasos al momento de pagar en las tiendas, los retos para integrar la venta presencial con los canales digitales, y eliminar cualquier posible insatisfacción de los clientes; la tecnología aparece como un salvavidas para el retail en medio del océano de necesidades del negocio y que, además vislumbra posibles ahorros en costos operativos.
La dicotomía TI
En el escenario tradicional on-premise, el departamento de TI tiene tareas como la de prestar servicios de infraestructura tecnológica a las diferentes sedes de la organización, lo cual involucra software, hardware y telecomunicaciones; de lo cual dependen los sistemas administrativos, de facturación e inventario; y la planificación de recursos empresariales (ERP).
No obstante su importancia para las operaciones, el departamento de TI es percibido como un conjunto de equipos, procesos y temas técnicos que no se vinculan al negocio tradicional; y por ende los cambios y la innovación no son promovidos desde allí, sino por otras áreas como mercadeo, ventas o logística.
Visión estratégica
Y ante la realidad de que el presupuesto de TI es casi siempre manejado por el departamento de finanzas, la toma de decisiones y el proceso de compra respecto a la demanda de servicios o capacidades de TI, parten de la iniciativa de otras áreas como lo son operaciones o comercial, que autorizan la convocatoria de proveedores cuyas ofertas de productos o servicios luego son evaluadas por finanzas y presentadas ante un comité o Presidencia Ejecutiva, que a su vez tienen la última palabra.
Resulta entonces necesaria una visión digital clara sobre el impacto que pudieran tener esos recursos en la eficiencia de la operación y en el cumplimiento de los objetivos comerciales del negocio. No tenerlo claro, pudiera significar, incluso, el cese de la operación.
Habilitación fructífera
En cambio, el modelo de todo como un servicio (XaaS) de la mano de un habilitador tecnológico, una operación diaria tan demandante como la del retail, tanto por la dispersión geográfica como por la complejidad logística entre los centros de distribución y las tiendas, hace posible disponer en tiempo real de soluciones costo-eficientes que garanticen la continuidad y agilidad del negocio, e información valiosa para obtener ahorros relativos a la operación.
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Jorge Espinoza
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