El tema digital que ha estado presente en las discusiones de la alta gerencia, desde hace años, cada vez con más fuerza, es hoy tendencia.
Y es que lo que se veía venir, tomó un impulso inusitado a raíz de la pandemia, y sus consecuencias. Sin embargo, amerita detenimiento y profundización para interpretarle correctamente y aprovechar las infinitas y múltiples ventajas que representa.
Mucho se ha dicho más por lo que se aprecia en la práctica no se le hace tanto honor que, en el ámbito empresarial, asumir lo digital como una fortaleza y ventaja competitiva nada tiene que ver con un desarrollo web, una app o la propia digitalización de un proceso. No está ahí el cambio, menos la transformación.
Asumir una estrategia digital sin duda va mucho más allá. Representa prácticamente voltear la ecuación corporativa que va desde la empresa hacia el mercado y los consumidores para direccionarla al revés. Desde los consumidores hacia la empresa.
Esta premisa hasta llega a producir vértigo más, de manera acentuada en este momento, está más vigente que nunca.
Y es que la digitalización, vista como la capacidad para interactuar, capturar, almacenar, organizar, cruzar y/o filtrar datos para producir información que a su vez permita “leer” hábitos y comportamientos de consumo, tendencias, proyecciones, tipos y tamaños de demanda, por producto o servicio, geografía, edad, sexo, estación, etc., es, sin duda, otra dimensión del tema.
El gran reto para la empresa es, de cara a lo que conlleva reorientar, rediseñar, reactivarse, ante los desafíos que supone asumir el inevitable impacto del lockdown, definir la estrategia que le llevará a prepararse para el nuevo nivel en el que, de manera inevitable, la competencia se basará en un oportuno y acertado manejo de información, capaz de generar inteligencia para la toma de decisiones y el éxito del negocio.
La consecuencia directa e inevitable del tema es mirar con ojo crítico la plataforma operativa sobre la que se soportan los procesos del negocio, considerando que incluso éstos ameritan una revisión en función del valor que aportan frente a las oportunidades reales inmediatas y futuras.
La tarea no solo consiste en asegurar que la continuidad, disponibilidad y seguridad están garantizadas. El examen exige el conocimiento y práctica de materias que van desde la agilidad que provee la Nube al negocio, versus las ataduras al equipamiento propio, o el aprovechamiento de las ventajas propias de los modelos aaS, a la medida, para ocuparse entonces de diseñar la arquitectura que permitirá tener un negocio inteligente.
Postergar esta decisión estratégica es postergar la oportunidad de oxigenar e inyectar viabilidad al negocio, sea cual sea la dirección hacia donde se proyecte, de acuerdo a su visión estratégica respecto al futuro inmediato.
Mariam Larrazábal G | mlago@daycohost.com