Asdrúbal Oliveros: “La tecnología es una inversión que potencia los negocios para ganar competitividad”

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Con esta sentencia, el economista recomienda a los empresarios y niveles decisorios, replantear su visión sobre la tecnología, ya que en muchos de los casos “hoy se tiene una idea limitada sobre su alcance e impacto en sus negocios”.

“Los empresarios perciben que la tecnología es extremadamente costosa, inaccesible y no se justifica para el actual tamaño de mercado. La visión que permanece en el imaginario es la de la tecnología como costo y no como inversión (…) Si la vemos de esa forma y en un contexto tan reducido cualquier dólar que yo coloque ahí me va a pesar demasiado. El tema clave para el cambio de paradigma es ver la tecnología como un acelerador de tus objetivos. Eso es lo deseable”.

Estos y otros hallazgos, fueron recogidos en un reciente estudio aplicado por la firma Ecoanalítica, aplicado a cerca de 30 empresas venezolanas de los sectores Alimentos, Manufactura, Retail, Medios de Pago, Lab. Farmacéuticos, entre otros, a interlocutores de las áreas de dirección, finanzas y mercadeo. El objetivo fue encontrar la relación entre las estrategias aplicadas para sobrellevar la actual coyuntura económica y el rol de la tecnología en dicho contexto.

El contexto para gestionar las empresas y hacer negocios es totalmente diferente

“Tenemos que asumir un cambio de paradigma en la forma cómo gestionamos nuestros negocios. Si los grandes retos de hoy están en todo lo que podamos hacer para controlar los gastos, es decir, ser costo-eficientes y aumentar las ventas, para seguir adelante, es imposible lograrlo de la misma manera que se ha venido operando hasta ahora”.

El estudio revela, en la mayoría de las respuestas que el actual entorno “afecta en términos de los costos, no permite a las empresas ser competitivas, no permite crecer en ventas y resta la participación de mercado.” A juicio de Oliveros, estas nuevas realidades son con las que hay que aprender a lidiar, buscando nuevas prácticas de gestión y operativas en las que la tecnología no solo puede jugar un excelente rol, sino el que permita establecer la diferencia entre seguir o no.

Hay que entender que hoy existe un cliente cada vez más empoderado, que demanda más y mejor atención, inmediatez, interactividad 24×7, y la única forma de responder es mediante la habilitación tecnológica, apoyándose en herramientas que permitan dinamizar los procesos internos para contar con toda la información de los clientes y el mercado, para tomar decisiones acertadas de precio, distribución, logística, o para abrir nuevos canales de servicio y atención que hoy son demandados, por citar retos mandatorios de las empresas en la actualidad.

Ni los aspectos regulatorios, ni las variables macroeconómicas, ni los controles, ni el acceso a financiamientos son variables que se pueden manejar porque no dependen de los empresarios. Entonces hay que entender que hay un mercado distinto, de menor tamaño, con competidores emergentes, con una oferta más versátil de productos y servicios y necesariamente las empresas tiene que adaptarse a esa realidad y hacer todo lo que esté de su lado para seguir operando, desarrollando un nuevo set de ventajas competitivas.

“Hay una dicotomía entre el reto y la velocidad”

“Para los empresarios la tecnología va por un lado como un costo o temas de optimización de un proceso interno. Los costos de la compañía van por otro camino. Esa visión prevalece en el empresariado venezolano. Al consultar sobre el uso de la tecnología en la toma de decisiones destacaron necesidades asociadas a indicadores de gestión para trabajar con eficiencia, automatización, proyecciones de oferta y demanda (sobre todo con los cambios en los patrones de consumo), autogestión, manejo de proveedores y capital de trabajo”.

El gran tema es que el conector entre la necesidad de resolver los retos y la solución no existe, no se ve claramente y mucho menos está asociada con un uso eficiente del recurso tecnológico. Y esto es un gran freno para los objetivos que se proponen las empresas. No es posible hallar soluciones que conduzcan a vender más o reducir costos sin inteligencia de los clientes o el negocio, sin eficiencia en los procesos, con datos dispersos que no se hablan entre sí.

Hay una clara comprensión de la necesidad de cambiar, pero no se es eficiente en determinar cómo, ni mucho menos se está midiendo el impacto de la velocidad con que una empresa reacciona, toma una oportunidad, implementa un nuevo canal, atiende mejor a sus clientes, y en consecuencia, las pérdidas financieras y de tiempo (time to market) que eso supone.

Esa manida idea del cambio de mindset está más vigente que nunca, más nadie lo puede hacer por uno.

Mariam Larrazábal G
mlago@daycohost.com