La tecnología vuelve a hacer de las suyas. Solo que esta vez se reta a sí misma, superando sus propios límites. Lo importante pasa a ser lo que se puede alcanzar con o a través de ella, dejando en un plano secundario, para consumo de los eruditos, el inmenso potencial de sus hallazgos.
La realidad actual es que, en su empeño de inmiscuirse cada vez más en nuestras vidas, no solo lo ha logrado sino que el poder que nos ha otorgado como usuarios finales que, demandamos servicios en línea a través de cualquier dispositivo, sin importar geografía, huso horario ni idioma, ha desatado tal revolución que tiene literalmente al mundo de cabeza.
Cambiar y transformarse o desaparecer
Y no es un dilema. Es el hecho más contundente de las últimas décadas. El mensaje es muy claro, los modelos de uso y consumo de servicios financieros, de viajes, entretenimiento, información, productos, trámites gubernamentales, salud, educativos, juegos, están cambiando radicalmente lo que supone que, si los modelos de negocio de las empresas que los proveen no responden a tales demandas, desaparecerán. Así de simple. Como condimento, todo está sucediendo en un contexto en el que la disrupción, expresada en incertidumbre económica y digital, como le han calificado los expertos, es el tablero de juego.
Esto pudiera llevarnos a pensar que la clave es adoptar más y mejor tecnología. La respuesta es que se trata de mucho más que eso. Y es donde la tecnología pasa al plano estratégico, supeditada al negocio, su visión, su contexto, sus “stakeholders”, sobre todo, a los tomadores de decisiones que deben asumir el reto de profundizar en el potencial de posibilidades y cómo enrumbarse en la ruta hoy más que reconocida de la Transformación Digital. Este rol de la alta dirección es indelegable.
La agenda XD
Para el mundo empresarial, no nativo digital, sin pretensiones de asomar una receta única, existe un conjunto de consideraciones inapelables para insertarse en una ruta de Transformación Digital.
1. Es imperativo determinar el estado de madurez digital de la organización, en su contexto, y tomar acciones que garanticen acortar las brechas que ponen en riesgo su evolución hacia una operación ágil, capaz de responder a las nuevas demandas. Si es necesario hay que hacer una dieta tecnológica. Excelente paso para comenzar.
2. Conceptos como Cloud o Nube, Movilidad, Redes Sociales y Big Data, requieren atención y traducción en ventajas competitivas para el negocio. Ya no es opcional.
3. Respecto a la Nube, concepto que luce etéreo, si aún persisten dudas de su utilidad y ventajas como modelo por excelencia de consumo de tecnología, considere que está a nivel del Paleolítico y requiere ser exorcizado. Pero ya.
4. Si lo está pensando sí, es un tema complejo que requiere apoyo, soporte, acompañamiento, pues las opciones tecnológicas lucen y son infinitas y hacerlas converger en forma segura y con garantía de alta disponibilidad para los objetivos del negocio es tarea que demanda expertos y experticia. En este punto urge recordar que el fin de la dirección del negocio es contar con una propuesta de valor ganadora y el de la tecnología, supeditada a, hacerlo posible.
La invitación es echar a andar el proceso. Pensarlo, ¡ya es tarde!
Mariam Larrazábal G